Marìa Gonzàles Villate

El Reflejo en el espejo

Miriam pasa rápidamente por el pasillo, sin prestarle atención al viejo espejo de su casa; no acaba de avanzar unos pasos cuando escucha que llaman su nombre:

-¡Miriam! -

Despacito se devuelve y en el espejo ve reflejado su rostro, aún y muy atareado por el color rosado intenso de sus mejillas, pero al fijarse mejor, nota lo que está viendo no es ella, es decir, sí es ella, pero, como si se viera en un espejo de esos de feria, deforme y regordeta y la imagen continúa:

-¡Tonta! cuándo te atreverás siquiera a decirle que lo odias?-

-No te entiendo, en verdad; de qué estás hablando?-

-Conmigo no tienes necesidad de mentir, porque tú eres yo y yo soy tú-

Miriam, a todo esto recuerda a una fea figura que siempre le sale en sueños, interrumpiéndole sus más hermosos, entonces la amonesta diciéndole:-

¿Por qué te metes conmigo, en mi vida, en mis sueños?-

-Lo hago,-contesta la figura informe- para molestarte, para remecerte y que dejes de ser tan cursi y tan cobarde-

En ese momento Miriam siente que algo la levanta por los aires y la sombra de una persona comienza a golpearla y mientras eso sucede, el espejo ríe, ríe muy fuerte, esa risa como que le infunde valor y apenas irguiéndose un poco, saca unas tijeras de su delantal y con gran fuerza, las clava en el pecho del cobarde. Más tarde sin saber si han pasado minutos u horas descubre que no puede moverse, no puede hablar, no puede gritar, y sólo el espejo está a los pies de su cama riendo fuerte, muy fuerte y la figura informe le dice :

-¡ no despiertes!, no despiertes!-